jueves, 26 de mayo de 2016

LA HABITACIÓN 10

Hoy no os contamos nada especial sobre mipequeheroe, tampoco sobre su evolución. Pero sí algo sobre nuestro camino. Un encuentro en el camino que representa una verdadera enseñanza de vida para nosotros y que sabemos que, como todo, ha llegado en este momento por algún motivo. Estamos muy seguros de ello.

Y no os lo queremos contar sólo a vosotr@s, sino también a él… a nuestro pequeño, porque creemos que es importante lo que traslada lo que nos ha pasado hoy.

Corazón mío, hoy han operado a la abuela. Estaba malita de una pierna desde hace un tiempo, le dolía mucho y casi no podía andar. Así que al fin, tras meses de espera para ser operada, hoy ha sido el día en el que le han arreglado un poco la rodilla para que pueda corretear detrás de ti cuando seas un poco más mayor.

Ay, ¡qué ganas de poder verte la cara y poder vivir contigo todas esas pequeñas cosas diarias! ¡Tenemos tantas ganas de conocerte y verte crecer feliz y rodeado de amor! No importa cuánto nos hagas correr detrás de ti, siempre lo haremos con gusto aunque estemos agotados.

La abuela llegó tempranito y nosotros fuimos en cuanto papá salió del trabajo, así que llegamos para verla salir del quirófano ya operada, pero con muy buena cara. Ya verás, la abuela siempre tiene una sonrisa para quienes quiere. Las abuelas son así: llenas de amor, sabiduría, complicidad y ternura.

El médico dice que todo ha salido bien, pero que tendrá que cuidarse un poquito, así que entre todos tendremos que cuidarla para que no le vuelva a doler y pueda correr mucho detrás de ti.

Mientras la abuela se recuperaba un poquito de lo que le pusieron para que no tuviera dolor mientras la operaban (se llama anestesia), todos esperábamos juntos en el pasillo del hospital. Hablando de cosas y esperando a que nos dijeran que la podíamos llevar a casa. Y ya un poquito cansados, mientras veíamos pasar a más personas que iban a operarse y volvían. Y otras que ya se iban a sus casas después de recuperarse.

Mamá tiene ya una panzota grande, porque tú has hecho un nido amplio y confortable dentro donde poder crecer y coger fuerzas para estar preparado para recuperarte lo antes posible cuando salgas, ayudado por los Médicos, Enfermeras y papá y mamá. Así que, al ver la panza, todo el mundo cree que estás apuntito de nacer, y muchas personas nos preguntan, nos felicitan por tu llegada o nos dicen que tienes una buena casita dentro de mami. Y así pasaron delante de nosotros varias Enfermeras, algun@s Celadores/as y familiares de personas que, como la abuela, iban a que les curaran.

Cuando la abuela llevaba ya un rato dentro recuperándose de su anestesia, pasó un chico en una silla de ruedas que empujaba el mismo Celador que había traído a la abuela después de su operación.

Este chico que iba en silla de ruedas no tenía piernas por debajo de las rodillas, no tenía brazo derecho por encima del codo y tampoco tenía dedos en la mano izquierda, sólo el pulgar. Tenía cada una de las extremidades vendadas, pero desprendía sonrisa y luz.

Todo el pasillo se quedó callado a su paso, porque todos entendemos y sabemos que la vida no es fácil cuando te falta una pierna o un brazo. Imagínate que te falten dos piernas y un brazo. Tú aún no sabes dentro de la tripita cómo se llaman, pero sí que las usas constantemente, porque te hemos visto en las ecografías y te notamos moverlas. Verás cuando quieras correr lo importante que son, o cuando quieras agarrar cosas o jugar con las manos.

Al pasar por nuestro lado, este chico dijo “Enhorabuena”. Y yo ni caí en que nos lo decía a nosotros por tu llegada hasta que levanté la cabeza y le vi sonreírme. Así que le di un “Gracias” muy rápido, que me supo a poquito. Y me quedé pensando…

Lo importante que es para todos nosotros todo lo que nos pasa, cómo a veces cosas que no tienen tanta importancia las convertimos en un universo o un agujero negro que directamente nos traga y nos hace sentirnos tristes y agotados. Y lo importante que es que, dentro de lo que nos pase siempre, intentemos sacar lo mejor posible de cada situación. El mayor aprendizaje y los trocitos de felicidad y crecimiento que podamos siempre. Porque eso, hijo mío, será lo que nos llevemos de esta vida: lo que aprendamos, lo que crezcamos, la felicidad que nos permitamos y la huella que dejemos en los demás.

Así que, mientras la abuela se preparaba ya para irnos a casa, decidí que ese pequeño “Gracias” no me hacía sentir bien. Que necesitaba intentar dejar en este chico, cuyo nombre no sé, la misma sensación de luz y alegría que él nos había regalado con toda su generosidad. Y llamé a su puerta.

Era la habitación 10 de esa primera planta del hospital. Y allí estaba, recién comido y con una sonrisa. Le expliqué que no podía irme sin agradecerle la enhorabuena que nos había regalado con tanto cariño y luz, sin desearle una vida plena y feliz en el camino que le correspondiera y sin darle un abrazo y un beso. Mamá es así, peque… el corazón la domina en muchas ocasiones. A veces para bien y otras no tan bien.

Reaccionó con mucho agradecimiento, se alegró de que le saludara, de que me hubiera parado a hacerlo. Y me preguntó por ti. Así que le conté que estás malito, que tienes un 50% de posibilidades de sobrevivir y que tratamos de disfrutarte todo lo que podemos y de darte todo el amor posible, pues es lo único que seguro que viviremos juntos. Lo demás, está por llegar.

Y él me sonrió y me dijo: “Saldrá adelante, seguro. Yo estoy aquí después de 3 meses en coma, de que 4 veces pensaran que me moría… Y estoy aquí para salir andando. Y si yo puedo, él también podrá. Seguro.”

Escribo esto aún emocionada, aún con lágrimas en los ojos y aún saboreando cada sensación preciosa de ese encuentro que terminó con besos y abrazos. Y con el deseo de vidas mutuas plenas y felices también para el compañero de habitación de hospital de este chico, que se emocionó también con lo que pasaba.

Mi amor, eres un pequeño héroe. Como este chico, eres un luchador, un guerrero de la vida que llegará al mundo lleno de luz, tenga el camino que tenga. Cada vez que las cosas se te pongan difíciles, piensa en este héroe que no conocimos más que un ratito. Piensa que la felicidad es una actitud, un tesoro que encontramos normalmente en las cosas pequeñas y cotidianas. Que todos los que te rodean tienen mucho que enseñarte y de ellos debes aprender, al igual que ellos de ti. Como nosotros aprendemos de ti.

Intentaremos siempre mandarte toda esa luz que hoy nos ha recordado un desconocido que deberíamos mantener toda nuestra vida, pase lo que pase. Intentaremos recordarte y recordarnos que ningún agujero negro es infinito si decidimos que no lo sea, si lo recorremos con nuestra propia luz.

Intentaremos siempre acompañarte y darte luz. Seguimos aprendiendo a tu lado, seguimos amándote cada día más y siempre vamos a agradecer este encuentro con el chico de la habitación 10 y su sonrisa luminosa.

Bea, Mami de Pequeheroe

No hay comentarios:

Publicar un comentario