Buenos días, mi amor. Te
gusta hoy el día para nacer?, pregunta mamá nada más despertarnos. Qué será
eso de nacer? Para qué servirá? Espero que me lo explique en algún momento,
aunque ella lo dice como si yo supiera a qué se refiere.
Un poquito de movimiento de ese que nos gusta a mamá y a mi
y que me acuna para relajarme, unos mimitos de mamá, comemos, descansamos un
rato… y así se pasan los días. A veces vamos a un sitio en el que me enfado
mucho porque… por qué han de empujarme mientras duermo? Mamá me habla en esos
momentos y me dice que me relaje, que ella me está viendo, pero a nadie le
gusta que le despierten a empujones, no?
Así pasan los días… entre mimos, momentos en los que me
cantan, me acunan en mi piscinita calentita, me hablan y me dicen cosas bonitas…
y me preguntan si me gusta ese día para nacer. Papá y mamá me hablan mucho, me
dicen lo mucho que me quieren y que están deseando verme la carita. Papá dice a ver si vamos saliendo, que ya toca,
pero no sé dónde quieren que salga. Así que aquí sigo, tranquilito… arropado,
calentito y mimado, arrimándome a la pared cuando noto la mano de mamá o los
besitos de papá o la voz de mi hermana.
Pero esa noche todo cambió, todo fue diferente. Papá me dio
las buenas noches y se puso a dormir porque mi papá se levanta aún de noche
para ir a trabajar. Y mamá pensó que estaba dormido y también me dio las buenas
noches y me dijo que me quería después de cantarme mi canción, la que me
cantaba siempre.
Luego se relajó y empezó a respirar… aaaaaaaaa… aaaaaaaaaa, repetía mientras respiraba… Y entonces pasó.
De repente, sin más, mi agua calentita empezó a desaparecer. No entendía por
qué. Yo sólo me había movido, como me movía siempre. Es que soy un niño muy
activo y con mucha fuerza… habré roto algo?
Gonzalo, he roto aguas,
escuché decir a mamá. Romper aguas? Qué era eso? Ella las había roto? Entonces
no había sido culpa mía. Me estaría quieto hasta que todo volviera a la
normalidad.
No lo hizo. Papá se levantó corriendo, mamá se vistió y se
puso a recoger algo del suelo… creo que las aguas famosas. Y papá le dijo que
lo dejara, que teníamos que ir al hospital. No, no quiero… allí es donde me
empujan, donde me molestan cuando duermo. Por qué teníamos que ir?
Subimos al coche, que tampoco me gustaba nada. Es un
movimiento muy molesto y estoy muy espachurrado, más de lo normal. A mi me
gusta estirarme y en esa postura no puedo. No quiero ir en el coche, y menos al
hospital. Pero mamá se subió al coche y fue todo el camino tranquilizando a
papá y acariciándome. Creo que sabía que estaba enfadado y asustado.
Llegamos al hospital y todo empezó a ser aún más extraño.
Mamá respiraba y repetía aaaaaaaa
mientras respiraba… y cada vez yo notaba más empujones, pero no eran como los
que me habían molestado otras veces… eran como un abrazo… como si mi casita me
abrazara fuerte y me intentara llevar a algún sitio… pero no sabía dónde.
Notaba el miedo de mamá, quería verme pero, por algún
motivo, tenía miedo de hacerlo… Estaba paralizada. Me repetía que me iba a
acompañar donde fuera mi camino, que iba a estar a mi lado, que aceptaba lo que
yo decidiera… pero no me dejaba moverme… ella no se dejaba mover…
Cada vez tenía menos líquido de ese calentito y confortable
que tenía antes, y los abrazos cada vez eran más fuertes. Mamá respiraba cada
vez menos calmada… y sus aaaaaaaa
terminaban a veces en grito y en tensión. Parecía que mamá tenía dolor…
Mamá habló con papá y con otra persona, la Matrona me
pareció entender. Ella le dijo que yo no salía, que había que poner oxitocina
porque llevaba mucho tiempo perdiendo aguas y yo no estoy bien de salud y no
íbamos a poder esperar mucho más. Mamá se puso nerviosa pero aceptó y desde ahí…
desde ahí nada de abrazos y nada de respiraciones tranquilas… Mamá sufría, yo
sufría… me sentía agobiado, los empujones eran demasiado fuertes, demasiado
largos… y mamá acabó gritando aunque papá intentaba darle mimos para que se
sintiera mejor, así que terminó pidiendo que le pusieran algo llamado epidural
después de pedirme perdón por hacerlo. No era lo que ella quería para mi, pero
no podía más.
Poco después otro cambio… qué era todo aquello? Qué picor en
los ojos! Qué frío! Cuantas manos! Dónde estaba mi mamá? Y mi papá? No les oía
cerca, no les sentía cerca. Yo movía mi mano para tocar, como siempre había tocado, a mi mamá y mi cara era de enfado. No entendía nada de lo que pasaba, no quería nada de eso.
Solo escuchaba voces que no conocía, manos que me tocaban de
forma diferente a las de mis papás. Algo que entraba por mi boca y que me
molestaba. Por qué me hacían todo eso? Era molesto, era desagradable. No quería
más de eso! Dónde estaba mi mamá?
Entonces sentí sueño… Me decían que me tranquilizara, que
ahora vendrían mamá y papá… Y me metieron en una cosa cuadrada, me llevaron a
un sitio con muchos ruidos, mucha luz… Y muchas personas que no conocía hasta
que llegó papá. Conocí su voz, aunque no podía moverme… y después mamá, que me
acarició como ella sabe. Los dos juntos me dijeron cuanto me querían, qué lindo
soy y que íbamos a pelear juntos cada día. Que estarían siempre a mi lado.
Ese día, después de 13 horas tras haberse roto mi bolsita de
líquido cómoda y calentita, nací. Y entonces me enteré de que no sólo mi mamá,
mi papá, mi hermana y mi familia me esperaban, sino muchas otras personas. Que
muchos me llamaban héroe y pequehéroe, aunque no sé por qué. Yo solo nací, vivo…
y también supe que mi historia sólo acababa de empezar.
Quizás queráis vivirla conmigo, soplar a mi lado, crecer
conmigo…
Pablo, Mipequeheroe