lunes, 12 de diciembre de 2016

NO PUEDE TERMINAR ASÍ

Hace 3 días que han operado a Pablo. Todo ha salido muy bien y, aunque se ha tenido que poner un parche que supla el diafragma del que carecía casi por completo y eso tiene más riesgo a medio plazo de provocar que nuestro pequeño se re-hernie, confiamos en que el equipo de cirugía ha hecho lo mejor posible. Y ellos están contentos.

Parece que hoy Pablo está algo más inestable, pero seguramente sea la crisis de la que nos hablaron los cirujanos. Suele haber un bache unos 3 o 4 días después de la operación, cuando el cuerpo se empieza a recolocar y ya todo tiene que ir funcionando en su lugar, nos habían dicho. Y quizás estas pequeñas bajadas en las saturaciones de oxígeno de Pablo respondan a esa crisis que nos anunciaban. Pero nuestro pequeño puede con ello, él es muy fuerte, nos decimos mirándonos.

Allí sentados, mirando casi a partes iguales a Pablo y su monitor, van pasando las horas... A estas alturas ya conocemos a nuestro peque, sabemos cuando hay algo que va mal. Y ahora nos vamos poniendo nerviosos porque parece que esas bajadas de saturación se van haciendo más frecuentes y más agudas... y el color de nuestro bebé empieza a ser diferente debido a esas bajadas de oxígeno y a lo que provocan en su circulación y sus órganos... 
Lo comentamos con la Enfermera que está en ese momento, pero no parece llamativo ni para ella ni para los Neonatólogos que están en ese momento. Todos esperábamos que tuviera un bache y seguramente haya llegado. Pero ahora mismo es controlable, así que no debemos preocuparnos, según nos dicen...

Termina el turno de mañana y los Médicos se van de fin de semana. Es viernes y todos estamos deseando disfrutar del fin de semana cuando libramos. Y ellos también. Pero antes de irse algunos pasan a ver a Pablo... y llas caras empiezan a reflejar algo más de seriedad, de preocupación, aunque nos insisten en ese famoso bache del que ya sabíamos.
Nos miramos, miramos a Pablo... y los nervios que aumentan se van notando también entre nosotros... Nuestras manos ya no se cogen, se clavan la una a la otra... Se contraen una contra otra de tal forma que sólo al soltarnos nos damos cuenta de la tensión con la que nos agarramos... 
Permanecemos a una distancia de Pablo para no hacer ruido cerca de él y favorecer que descanse... y de vez en cuando le mimamos y le susurramos cosas lindas, de esas que sabemos que le gustan y que a nosotros nos encanta decirle. 
Y él duerme... descansa todo lo posible, pero nada parece mejorar, sino lo contrario. Para la visita de la familia de la tarde nosotros ya no podemos disimular la preocupación... y nuestra Enfermera de turno de tarde tampoco. Algo está pasando... quizás el famoso bache, pero algo está bajando cada vez más la oxigenación de Pablo y llevándose su energía poco a poco pese a sus esfuerzos por remontar y luchar. Porque él es así, nuestro pequeño no deja de luchar nunca. Y ahora tampoco lo está haciendo, por eso las bajadas van seguidas de pequeñas remontadas parciales...

Es hora de irnos, dice papá. Pero tú no estás bien, los dos lo sabemos y tus Enfermeras y Médicos lo saben tan bien o mejor que nosotros... No me quiero ir... no te quiero dejar allí solito. No quiero que sientas que luchas solo, que no estamos allí... No quiero que abras los ojos y no veas esas figuras familiares y oigas las voces que sabes que son de quienes más te aman... 
Me prometen estar contigo cada segundo... y de quien me lo promete, me lo creo. No es que de otras personas no me lo crea, pero de ellas... especialmente. Sé que estarán por y para ti... y, pese a mis reticencias, nos vamos a casa. 

Es viernes, y los viernes toda la familia se junta... pero yo no puedo más, no puedo resistirlo y entro directamente a encerrarme para llorar, ignorando a todos los presentes. Y me abrazo a tu hermana cuando viene a verme... Mi niña, mi sol... Tu hermano está muy malito. No sabemos si podrá con esto. Nadie nos ha dado un dato objetivo que diga que estás peor de lo esperado, pero lo sabemos... te conocemos y sabemos que sólo si estás al límite te vas dejando llevar como haces ahora... 
Me siento tan culpable por haberme ido hoy! Tendría que estar a tu lado... Dándote la mano, y no rezando para no recibir esa llamada, la que todas las familias con peques en la UCIN tememos más que a nada en el mundo. Esa llamada en medio de la noche que nos hace salir corriendo para ir a tu lado quizás por última vez. No, por favor... que el teléfono no suene. Eso no...

Pasan las horas y voy llamando a la unidad... y no me contesta tu Enfermera, sino la Neonatóloga. Y
eso es mala señal. Al principio de la noche me calma, me dice que están intentando modos diferentes de respirador y que parece que vas respondiendo poco a poco a los cambios... que las analíticas para ver si los órganos están dañados por la falta de oxigenación salen limpias... Pero eso va cambiando...
Conforme pasan las horas, la voz de tu Neonatóloga va cambiando... el cansancio se nota, claro. Pero hay algo más. Es desesperación, es tensión, es frustración, es tristeza... No sé si todas, algunas... pero detrás de su voz hay mucho de todo ello seguramente. Y detrás de lo que me dice también se nota que todo está cambiando. 

Tus órganos están empezando a acusar la falta de oxígeno. La hipoxia, nuestro mayor temor, está ahí y está haciendo que tu cuerpo pague las consecuencias... Pienso en tu pequeño cuerpecito... tan fuerte y tan expuesto a la vez, mi bebé chiquitito... 
Pienso en salir para el hospital de madrugada, pero decido confiar... confiar y esperar. Pero a primera hora de la mañana ya no puedo más y despierto a papá. Tenemos que ir. No estás nada bien, y tenemos que estar a tu lado.

Me molesta hasta que quiera desayunar porque quiero teletransportarme y todo lo que me haga llegar 1 minuto más tarde a tu lado me sobra, me estorba... Y lucho para calmarme y no pagar mi frustración con nadie, y menos con tu padre, que también está muy preocupado por ti.

El viaje hasta el hospital estamos idos, sin alma, sin energía... Papá pone el modo automático y agradecemos que sea fin de semana porque hay menos tráfico para llegar, porque realmente estamos muy ausentes. Estamos a los pies de tu cunita térmica... no estamos en el coche ni en ningún otro lugar...

Al llegar y ver las caras de los Médicos y Enfermeras nuestros peores temores se confirman. Entro yo y papá se queda abajo fumando un cigarro, pues parece que será un día largo y difícil. Y al entrar mi corazón se vuelca... se me sale por la boca al ver a todos los Neonatólogos delante de ti, con esas caras que tanto temo... esas que hablan de desesperación, de búsqueda de opciones desesperadamente... Y una de ellas me confirma lo que sospecho... Hemos probado todo, hemos pasado la noche con él, haciendo todo tipo de pruebas y cambios. Pero no hemos dado con la solución. No responde a lo que le ofrecemos y ya no nos quedan ideas... Espero que el equipo que entra llegue con la cabeza más fresca y con una solución posible... Dale todo lo que puedas como madre, porque yo como médico no le puedo dar nada más.
Veo una mujer tan abatida, tan frustrada, tan desesperanzada, tan triste... que cuando la veo salir por la puerta para irse a descansar a su casa tengo ganas de salir a darle un abrazo. Pero no lo hago, me quedo allí contigo, digiriendo lo que acabo de escuchar... Tu Enfermera me mira con comprensión y me hace un gesto de cariño... Ella te ha puesto algodón en brazos y piernas para que tengas más calorcito, para que te sientas más cómodo y tus manitos y pies mantengan un poco más el calor pese a la hipoxia. 

Entra papá y yo no sé ni qué decir ni cómo... le cuento como puedo lo que ha pasado, lo que me han dicho por ahora... pero él lo ve claramente. No hace falta más que verte, ver la cara de quienes te cuidan, ver la mía, ver el monitor... No hace falta más que sentirte... 
Y nos abrazamos... hablamos contigo mentalmente para pedirte que te dejes ayudar una vez más, que te agarres a nosotros y nosotros no te soltaremos nunca. Que te quedes a nuestro lado porque aún tenemos mucho que compartir. Queremos verte reir, crecer, ser feliz... Quédate... 

Los Médicos se arremolinan, llaman a los Cardiólogos, no dejan de hacer consultas aquí y allá pese a ser fin de semana. Incluso los Jefes de Servicio están desde su casa pendientes de ti, de si han de venir o si pueden ayudar en algo... Todos están allí de algún modo... Todos por ti y para ti... Debatiendo, buscando, peleando, investigando, elucubrando... 
Oimos que van a probar algo... nos abrazamos lo más fuerte que podemos, pegados a la columna que hay junto al espacio que es tu casa desde que naciste... Necesitamos que algo nos sostenga ahora mismo porque todo se nos desmorona... 
Ojalá funcione sea lo que sea... 

Desalojan la UCIN. Hay una cirugía de otro bebé... Y nosotros nos morimos por dentro al pensar que hemos de irnos... 
Es entonces cuando lo vemos: el biombo... Nos traen el biombo para que no tengamos que salir, para aislarnos... para que no tengamos que quizás entrar corriendo a despedirnos... porque, Pablo, te nos escapas... Todos creen que te nos vas. Pero no, no les hagas caso. Quédate... que tenemos mucho que caminar.


Bea, mamá de Pequeheroe

14 comentarios:

  1. Ánimo familia! mientras hay vida hay esperanza.

    ResponderEliminar
  2. Mucho ánimo Bea!!!! Y pequeñín, quédate!!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Sal a la calle mira hacia el cielo y pide al universo lo que deseas!!pablo no se va a ir,es un luchador,confia.. animo arriba a todos

    ResponderEliminar
  4. Mucha fuerza para Pablo y familia. FuerA!!! Todo lo mejor, de corazón.

    ResponderEliminar
  5. Muchísima fuerza, mucho amor y mucho ánimo. Confía en tu pequeño súper héroe, imagina el día en que saldrán con él, recuperado camino por fin a casa...
    un abrazo grande

    ResponderEliminar
  6. Familia, mucha fuerza! Vamos Pablo! Tú puedes!

    ResponderEliminar
  7. Xfavor Pablo kedate cariño,intento empatizar y no paro de llorar.animo papás y mil besos para ti cariño para darte fuerzas y q te kedes xq lo mereces angelito ....

    ResponderEliminar
  8. Quédate hermoso!!!!!
    ❤❤❤❤❤

    ResponderEliminar
  9. Amiga invisible, acabo de vivir una historia muy similar, pero con una persona viejita que ya había vivido, justo ahorita la extraño mucho, pero se que a diferencia de mi abuela, tu bebito tiene la vida por delante, va a vivir, y va a ser una ejemplo de vida hasta para nosotros que ya llevamos un camino recorrido en la vida. Mis oraciones están con ustedes

    ResponderEliminar
  10. Es la primera vez que te leo y todavía estoy llorando. Es durísimo lo que estás pasando, lo sé bien. Yo también estuve en tu misma situación: sentada junto a una incubadora, pensando que mi hijo no saldría adelante, viéndole batallar y los médicos desesperados, tratando de encontrar soluciones. Nuestra historia tuvo un final feliz: mi pequeño ya tiene 2 años y medio y es un niño sano y feliz. Espero que Pablo consiga salir adelante, que sus médicos encuentren una solución que le ayude a superarlo.
    Me he reconocido en muchas de las escenas que relatas. Un beso muy muy grande para todos vosotros y en especial para ese pequeño héroe.

    ResponderEliminar
  11. Muchísimo ánimo sé que ese guerrero luchará con todas sus fuerzas ❤️️

    ResponderEliminar
  12. Con el corazón en un puño y la angustia en la garganta, aún sabiendo que todo salió bien. Un abrazo grande!! <3

    ResponderEliminar
  13. UF, q duro. El corazón en puño!. Un abrazo muy fuerte!.

    ResponderEliminar